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Centro Provincial de Asistencia a las Drogodependencias

Promotor: Ayuntamiento de Camas

Localización: Camas (Sevilla), calle Fuentes de Andalucía

Superficie construida: 333,79 m²

Fecha de proyecto: noviembre 2002

Estado: No construido

El emplazamiento donde se desarrolla el proyecto es producto de la demolición parcial de un antiguo colegio público, el cual se pretende incorporar al nuevo proyecto. El espacio resultante es una solar entre medianeras, en el que el edificio existente sólo comparte una de estas medianeras, la de la cara este, dando su fachada de 13.80m de longitud a una calle de 7.00m de anchura.

El tejido urbano en el que se inserta el solar se compone de un tramado perpendicular de calles con orientación norte-sur. La tipología edificatoria responde, casi en su totalidad, a viviendas entre medianeras autoconstruidas, sin ningún tipo de criterio estético, ajustándose únicamente a un valor de altura máxima, con lo que se ha llegado a un ambiente excesivamente heterogéneo.

No se pretende introducir ningún elemento nuevo de cara al hecho urbano patente, debido a la propia incapacidad de resolver el todo desde la parte. Una actuación puntual se presenta insuficiente para resolver la “imagen” urbana actual. Por esto y por el propio uso del edificio se plantea una configuración del acceso de manera que sea la propia calle la que se introduzca en el proyecto y no al revés. El carácter público del servicio que se preste en el edificio debe quedar patente en la intervención arquitectónica. Se afronta el proyecto desde la apertura hacia la ciudad, o mejor dicho, desde una inclusión de la ciudad en el proyecto, más que desde un planteamiento de clausura de sus usuarios.

La incorporación de una pieza lineal, situada al fondo del patio, pretende resolver las necesidades clínicas y de asistencia al público. De esta manera se plantea una relación topológica respecto del edificio existente con la que se genera un ámbito interior cuya finalidad es paradójicamente su uso como espacio exterior. Se persigue con esta la génesis de un espacio a modo de claustro, en el que desarrollar actividades tanto lúdicas como las propias del Centro; terapias, charlas, conferencias...A esta finalidad se suma la disposición del elemento de conexión entre las dos piezas, el cual, de cara a la calle de acceso presenta un tratamiento análogo al cerramiento exterior mediante la incorporación de un a lámina continua que no focalice ninguna dirección a excepción de la de acceso y persiguiendo un mínimo de privacidad, necesaria para el desarrollo de las actividades en el patio interior. Del otro lado, del interior, se presenta de forma abierta, siguiendo con la  idea de claustro referida anteriormente. El tratamiento en el pavimento de estos dos espacios viene a remarcar su carácter. Por un lado, la “calle” se resuelve mediante un pavimento de baldosas de hormigón, de cuatro y dieciséis tacos. Material idéntico al que encontramos en cualquier calle, aunque dispuestas siguiendo una abstracción de una imagen de Brassaï en la que aparecen unas gotas de roció sobre una hoja. Esta sensación de inestabilidad quizás haga referencia una sensación interior de quien cada día accede al Centro. En el “claustro” se incorpora parte de este pavimento como elemento de continuidad respecto al espacio anterior y de diferenciación respecto de los distintos matices que se pretenden conseguir dentro del mismo espacio. El resto se resuelve mediante un manto de grava. Ambos espacios incorporan una vegetación encaminada en potenciar sus premisas generadoras. Mientras que en la “calle” se introduce una vegetación seriada y rítmica a base de pequeños árboles de copa en forma de piña, dispuesta en la dirección que interesa potenciar, en el claustro se incorpora un solo árbol de gran porte. Se plantea una vuelta al principio, a los orígenes, a la recuperación de valores básicos.

El nuevo edificio persigue responder de la manera más eficaz y económica a las necesidades que pretenden cubrir el programa funcional. Su morfología, además, asume las ideas planteadas anteriormente. La configuración del acceso requiere una relación de cierto hermetismo del edificio. Sin llegar a plantear una negación a la realidad urbana, incongruente con la propia operación de la apertura de una calle como acceso, se sitúan la sala de reconocimiento y los aseos públicos, espacios que por descontado requieren unas necesidades de privacidad ausentes en el resto del programa, el cual se desarrolla de manera abierta, aunque esta vez a un espacio propio del Centro.

El edificio existente es el encargado de absorber el programa de usos propios del edificio. No se plantea un uso público por tanto, salvo en funciones ocasionales de archivo o registro. La fachada norte, ciega en su estado inicial, se perfora en aquellos puntos en los que es necesario iluminar o relacionar los espacios con el patio interior. Así, en la Sala de Juntas, en planta alta, se pretende evitar el carácter de introversión que supondría una apertura únicamente a la vía publica mediante su relación con el patio interior, haciendo patente la función que se desempeña en el edificio en cada uno de los actos que se desarrollen en ella.